Tarde de Domingo
LOCAL Arte Contemporáneo,
Santiago de Chile
Abril-Julio, 2021
Texto
Carolina Arévalo
Fotos Felipe Ugalde
En el contexto de la segunda ola del
feminismo, Rosika Parker escribiría The Subversive Stitch, un texto
pivotal en el posicionamiento del textil como un arte radical y feminista,
donde lo reclama como medio histórico de las mujeres, concretizando la premisa
lo personal es político en las estéticas –y en las materialidades– de lo tradicionalmente
doméstico.[i] Medio
siglo después, Fabiola Burgos
(Osorno, 1984) en Tarde de Domingo reflexiona sobre la esfera de lo privado pero se apropia de los
materiales de su contemporaneidad, comunes en su uso, historiográficos en sus
lógicas de circulación, desechables, baratos. Se reapropia también de una
manufactura latina, tensiona su procedencia, china como chilena, pública como
doméstica, lujosa y barata. Estructuras que encarnan un sistema económico y
social que define al artista en oposición al artesano en un gesto de
validar la propia identidad.
La división entre arte y artesanía está
basada en función, material, contenido intelectual, clase, género, como también
la construcción de un sistema económico y social que define al artista en
oposición al artesano. En la obra de Burgos, la artesanía tradicional ofrece un
modelo diferente de identidad artística. Son relaciones abiertas, esculturas
estructuradas en ritmos de tejidos tradicionales, que a su vez acercan la
dimensión de lo íntimo, de un oficio doméstico, que subyacen bajo el lenguaje
visual articulado en un material desechable, sintético e impermanente. La
selección del medio se vuelve especialmente relevante si nos permitimos,
entonces, reflexionar sobre la obra de Burgos desde la perspectiva de la
cultura material, entendiendo sus creaciones como artefactos que expresarán
dimensiones culturales. Jules David Prown, en Mind in Matter[ii],
propondrá algunas categorías de valores que asignamos a los artefactos. La
creencia cultural más obvia asociada con los objetos tiene que ver con el valor
intrínseco del material, a su rareza y disponibilidad. En la serie de obras
exhibidas, la cinta de regalo se presentará como materia prima, que a su vez,
forma parte de la economía doméstica de la artista. La cinta es trama que
explora diferentes técnicas de tejido; la exquisitez[iii]reside en la economía de los recursos visuales –que Kandinsky llamaría aquí
polifonía– y la maestría de una técnica que se adueña de un material que
representa lo barato, lo desechable, lo efímero, lo efectista.
Por otra parte, Prown sostendrá que también
será valiosa la representatividad y la veracidad de un artefacto; los que son
utilizados por una sección transversal de la población son una fuente de
información más representativa de una sociedad y funcionan como índices
culturales que nos informan relaciones políticas y económicas encarnadas en el
material. Discutir que comprendemos por materia prima en un contexto definido
por las políticas de la distribución y acceso de bienes y materias primas, resulta
al menos complejo; la obra de Burgos funciona como una rasgadura, una breve
iluminación o destello que nos permite comprender, desde la intuición y lo
sensible, lo que el raciocinio y la abstracción no logran representar o
traducir. La cinta de regalo es un material importado, barato, con alta
circulación por el valor simbólico asociado al rito del regalo, accesible para
distintos tejedores en América Latina, híbrido en su procedencia, ya que
evidenciará las relaciones económicas, de importación y exportación de bienes
con China pero terminará de ser producido acá, en Santiago de Chile, por un
productor local en San Miguel. Sus posibilidades cromáticas estarán anudadas en
la temporalidad dictada por el mercado local del rito del regalo. Los verdes y
los rojos serán más abundantes cerca de la pascua, mientras que los beige y
azules cerca del día del padre.
Esta serie nace de una investigación que la
artista realiza en Ciudad de México en 2018, donde pudo observar la manera en
que mallas son tejidas como artefacto para la seguridad, y a su vez como
cortaviento, y su repercusión en los límites territoriales de lo público y lo
privado: “Este tejido anónimo en la ciudad se genera en condiciones muy
distintas al cómo se desarrolla asociado a una pertenencia cultural, es
fabricado exclusivamente por hombres, es por encargo, es funcional y es
remunerado, lo que evidencia la asimetría estructural en la ciudad moderna
entre el lugar de los hombres y el de las mujeres, el espacio público y el
espacio privado.” (Fabiola Burgos, 2018)
Burgos se reapropia de una técnica de
tejido, ejecutada por hombres en el espacio público, por encargo y remunerada.
Son tejedores anónimos, en donde el oficio y su repetición se en la lógica
transacción–capital, y no uso–tradición, o incluso, amor. La artista observa,
aprende, se apropia y perfecciona la técnica; a diferencia de obras previas a
esta serie, la técnica empleada no proviene de su tradición cultural más
personal.
Los procesos de producción indagan en las
preocupaciones estéticas desde diferentes aproximaciones, en donde la práctica
del tejido es un acto que conecta lo popular, con lo doméstico, con las
referencias a la artesanía, que a su vez están en diálogo a las circunstancias
históricas específicas de su creación. Lo popular forma parte de la
contemporaneidad en su preocupación por la diversidad, donde coexisten
temporalidades distintas. En lo popular, las tradiciones están vivas y se van
modificando a medida que la comunidad las aprueba o no.
Los patrones evocan
imágenes comunes del hogar, del tejido, de los bordados, de la cestería, del
dominio de lo privado. Me interesa referirme aquí a las imágenes de lo doméstico, de lo
común, de lo popular, encarnadas en Aceite de oliva. Las flores son
símbolo de lo mundano y se encuentran en todas las formas de lo doméstico: en las
sábanas, en la ropa interior, en los manteles, en las cortinas, en los productos
de higiene y de limpieza. La pregnancia está determinada por su presencia en
bienes de toda índole. Ha sido representada en múltiples técnicas y su reiteración
la hace poseedora de una universalidad como símbolo, en contraposición, por
ejemplo, al Choique, que pertenece al mundo de lo sagrado, de lo local y
de lo específico.
Burgos transforma la retícula en un soporte
virtual que contiene y permite diferentes variaciones modulares en la relación
entre figura y fondo, enfrentándose a fenómenos lumínicos que van cambiando
según la hora del día, su posición en el entorno y los distintos ejercicios de
montaje que va dictando el lugar. La luz indirecta natural–especialmente de
tarde–, exacerbará la profundidad cromática y matemática.
La duplicidad de la
imagen, se modifica por el fondo, por el contexto, que vibra, es lúdico y pone en
jaque la preponderancia de la figura en pos del fondo. La amplificación de
verticales y horizontales por el brillo del material y la extensión de la
grilla, dan lugar a otra cualidad cinética, una diagonal, dada por el gofrado de
la cinta. Le otorga un sentido al brillo del plástico, una puesta en movimiento
y la vibración es aumentada.
En Aceite de Oliva hay una
articulación del sutil, sensual color, donde amarillo o gris tienen valores
similares. La figura adquiere mas brillo en los planos de color sólido, donde
largos flote de trama estructuran un brocado que se comportará como satín. La
textura del bajo relieve en las áreas de color sólido, develará dos ocres, uno
mas verde y oscuro–la oliva–, asociado a la trama, y otro más dorado, cálido y
luminoso–el aceite–, asociado a la urdimbre. La variación perceptual se
intensifica cuando cambia la dirección en el tejido. El gris plata tiende al azul
y se intensifica en el centro de la composición, pero en los interiores
listados tienden al lila, al damasco. La cualidad táctil ofrece una invitación a
contemplar la textura dada por la diferencia y repetición, expandiendo la
naturaleza material enraizada en un oficio que emerge del contacto directo
entre mano y materia.
La reiteración matérica de la cinta regalo
a lo largo de toda la muestra es discursiva, y pone a Cuña II como un acento por oposición, que
sigue repitiendo la evocación del hogar. Este obra es dialéctica en relación a
una escultura hecha en 2012, y reiterada en varias ocasiones. Es una rectángulo
de una madera que encontró en la calle, que tiene un corte para ser cuña, pero
el lugar del corte no es donde se cortan las cuñas. No hay aprovechamiento de
la madera y requirió mas trabajo del necesario para ser una cuña; “eso
me pareció que era increíble”, dice Burgos.
Entonces repite el gesto, un corte
complejo, hecho con serrucho y no máquina, luego lijada y suavemente pulida:
esculpir la madera. Madera de alerce, la más cara posible, teñida con aceite
quemado, el insumo mas efectivo y barato para pintar la madera en los climas de
lluvia. Pero hacerlo en la madera mas cara posible que es la madera de alerce.
La cuña indicará el molde y el vacío, la evidencia del vaciado en la escultura
doméstica. El molde de latón es matriz de reiteración de la galleta, hogar y
harina, un material barato, también descartable, pero que monopoliza la
morfología de la expresión mas cariñosa y doméstica en la comida.
[i] Parker, R. (1984). The subversive
stitch. Women's Press.Final del
formulario
[ii] Prown, J. D. (2001). Art as evidence:
Writings on art and material culture. New Haven: Yale University Press.
[iii] Del lat. exquisītus,
participio perfecto pasivo de exquiro que significa buscar, indagar,
cazar.